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- 25 de junio de 2025
En tiempos de cambio climático y pérdida de hábitats, cultivar un huerto biodiverso es una forma práctica y poderosa de cuidar el planeta... desde casa. No se trata solo de sembrar verduras: se trata de crear un pequeño ecosistema donde convivan plantas, insectos, aves y microorganismos en armonía.
Un huerto biodiverso es más resistente, productivo y saludable. En este artículo te explico qué es, cómo empezar uno y qué beneficios aporta, tanto a tu cosecha como al entorno.
🐞 ¿Qué es un huerto biodiverso?
Un huerto biodiverso es un espacio de cultivo donde se busca imitar los equilibrios naturales. En lugar de sembrar solo una especie (como en la agricultura intensiva), se mezclan diferentes tipos de plantas, se fomenta la presencia de insectos beneficiosos, se cuida el suelo como un organismo vivo y se cultiva respetando los ciclos de la naturaleza.
No importa si tienes un gran terreno o unas macetas en el balcón: la biodiversidad comienza en lo pequeño.
🌿 Beneficios de la biodiversidad en el huerto
Menos plagas y enfermedades: los insectos benéficos (como mariquitas o avispas parasitarias) ayudan a mantener el equilibrio natural.
Mejor salud del suelo: la rotación y variedad de cultivos evita el agotamiento de nutrientes.
Mayor polinización: abejas y mariposas trabajan gratis para que obtengas más frutos.
Resiliencia ante el clima: un ecosistema diverso es más resistente a sequías, lluvias extremas o cambios de temperatura.
Estética y armonía: un huerto biodiverso es bonito, lleno de formas, colores y vida.
🌼 ¿Cómo crear un huerto biodiverso?
Aquí van algunas claves prácticas:
1. Mezcla cultivos: la asociación de plantas
Evita sembrar grandes cantidades de una sola especie. Mejor combina hortalizas, aromáticas y flores. Algunas asociaciones útiles:
Tomate + albahaca + caléndula: repelente natural de plagas.
Zanahoria + puerro: se protegen mutuamente de insectos.
Lechuga + rábano + manzanilla: aprovechan mejor el espacio.
2. Atrae insectos benéficos
Crea espacios que den cobijo a los “buenos” del huerto:
Plantas como lavanda, hinojo, milenrama o borraja atraen polinizadores.
Coloca pequeñas “casas” de insectos (hoteles de madera, cañas o ladrillos con agujeros).
Evita el uso de pesticidas, incluso los ecológicos, que pueden dañar a los aliados naturales.
3. Cuida el suelo como un ser vivo
Un suelo sano es la base de un huerto biodiverso. Para ello:
Usa compost casero para nutrirlo naturalmente.
Mantén una cobertura vegetal (mulching) con paja, hojas secas o restos de poda.
Evita el arado profundo que rompe la estructura del suelo.
4. Incluye flores y hierbas silvestres
Deja que florezcan algunas hierbas espontáneas. No todas las “malas hierbas” lo son realmente. Muchas alimentan abejas y mejoran la biodiversidad. También puedes sembrar flores como cosmos, caléndulas, amapolas o capuchinas.
5. Fomenta la vida más allá de las plantas
Instala pequeños refugios para aves, erizos, lagartijas o ranas si tu entorno lo permite. Estos animales ayudan a controlar plagas y enriquecen el ecosistema.
🌍 Una forma de cultivar con conciencia
Un huerto biodiverso no es solo un espacio de producción: es un pequeño acto de rebeldía ecológica, un refugio para la vida en medio de un mundo que la pierde. Es un lugar donde la naturaleza y las personas colaboran, se observan y se cuidan mutuamente.
Cada vez que siembras con biodiversidad, estás apostando por un modelo más justo, sostenible y resiliente. Así que no importa si tienes un patio enorme o unas macetas en la ventana: empieza hoy, planta diversidad... ¡y cosecha vida!
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